Un estudio en la pérdida de un niño
Thu 16 May, 2013 | Accidentes de Auto, Misceláneas by Searcy Denney Scarola Barnhart & Shipley, PA
Yo, como también los otros abogados de la firma, representamos a las personas que experimentan tragedias en sus vidas. Algunas veces los clientes reciben justicia.
Algunas veces los defensores cometen errores honestos, otras veces su negligencia es particularmente escandalosa.
En un caso reciente, abogados de mi firma, Karen Terry, Mat Schwencke y Greg Barnhart, llevaron a juicio un case notorio porque la negligencia era evidentemente prevenible. El caso fue trágico por la devastación emocional sufrida por los padres y por la interrupción de la vida de su hijo; antes que él comenzara a vivir.
¿Cuántas veces nosotros hemos tratado de salir de un estacionamiento con una vista parcial o totalmente bloqueada por un arbusto, por un letrero o por algún otro objeto de obstrucción en la entrada a una vía de tráfico? ¿Cuántas veces cuando usted sale de un lugar hacia la vereda usted piensa a sí mismo “Por qué el dueño de la propiedad no cortó estos arbustos”?
Mi último caso involucra una trampa mortal diseñada por personas: el propietario y la empresa de administración de la propiedad, quienes aseguraban que la trampa no existía.
La trampa causó la muerte de un niño de 9 años, Andrew Curtis, que fue chocado y muerto por un motorista quién no pudo verlo, andando un su bicicleta, mientras salía del condominio Villa Green, en Jupiter. La trampa resultó en la destrucción emocional en las vidas de los padres del niño; Tracy Curtis y Andre Kovac.
La tragedia ocurrió en horas de la tarde mientras Andrew y su padre Andre andaban en bicicleta y se estaban acercando a la calle del condominio. Andre y Andrew no podían ver el auto que estaba saliendo y el conductor del automóvil tampoco los podía ver debido a la falta de mantenimiento forestal y la pobre señalización. El conductor salió y atropelló a Andrew golpeando su cabeza.
Yo no soy una madre pero cuando atiendo casos que envuelven la muerte de niños yo siempre tengo un conocimiento firme del sufrimiento de los padres ante la muerte repentina e inesperada de sus hijos. La emoción creada por la pérdida de un ser querido es inconsolable para los padres, especialmente, cuando la muerte es inesperada y podría haber sido prevenida.
Ellos nunca verán el primer “homerun” de Andrew, ni tampoco podrán verlo navegar su primera ola alta o ver la alegría de su primer gol en un partido de fútbol. Ellos no verán su hijo atender el baile de graduación, atender la universidad, enamorarse por primera vez, casarse o tener nietos corriendo a través de su hogar.
Ninguna suma de dinero mejorará la situación. A pesar de ello, en nuestra sociedad, la resolución del veredicto de un jurado es el único camino legal que los padres tienen; quienes han sufrido la pérdida de sus hijos, para obtener justicia y para dar un fin a su caso.
Nosotros estuvimos en el proceso del juicio por varias semanas. Nosotros hicimos múltiples esfuerzos para solucionar el caso, razonablemente, con los defensores en el esfuerzo de evitar que nuestros clientes revivieran durante el juicio lo acontecido a su hijo otra vez, pero los acusados no estaban interesados.
Después que mis clientes fueron requeridos revivir la muerte de su hijo y las circunstancias de su pérdida, el jurado falló en un 60% responsabilidad en la Administración de la Propiedad y un 30% en la Asociación del condominio; otorgando a los padres, como resultado del veredicto $12 millones de dólares. Sin embargo, los acusadores, tristemente, intentaron de culpar al padre Andre, objetando que él podría haber evitado que su hijo Andrew fuera atropellado.
Nuestro equipo de profesionales supo mostrar al jurado, claramente, el tremendo desconsuelo de mis clientes, en tal forma, que ellos dieron a mis clientes lo que ellos necesitaban: alguien quien entendiera y lamentara su pérdida.
Después que el veredicto fue leído, el principal dijo:”Juez, nosotros tenemos un único pedido. ¿Podemos dar un abrazo a los padres? Éste fue el momento más conmovedor en mis 18 años de carrera profesional.
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